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Ágora-Crítica

  • Diana Castañeda☽
  • 9 oct 2016
  • 3 Min. de lectura

Es una película histórica protagonizada por Hipatia de Alejandría, quien fue matemática, filósofa y astrónoma. En mi opinión es en igual manera histórica y romántica, pues la filósofa se ve envuelta en un par de líos pasionales; uno con un estudiante que después se convertiría en alcalde, y otro con su esclavo que después sería libre y vocero del cristianismo.

También es cierto que sus hipótesis, experimentaciones y explicaciones, como la misma película relata, dieron pauta quince siglos después para volverse a plantear la forma del universo, así como ella lo hace unos cinco siglos después de las primeras hipótesis de Aristóteles. Esto solo deja entrever lo cerrada que es la mente de la mayoría de los seres humanos y más que eso, el miedo a aceptar algo diferente, hasta que llega alguien valiente.

Pero también la película expone las distintas valentías en las que se puede proyectar el ser humano y como unas son correctas, o mejor dicho morales, y otras no lo son, o al menos no ante los ojos de ciertas personas, pero como se viene manejando desde mucho tiempo atrás, la moral está sujeta a la subjetividad, y en este caso cada quien la ve desde el monóculo de su religión, paganos y cristianos, y después cristianos y judíos.

Al hablar de valentía, la primera exposición fue cuando el discípulo de Hipatia, Orestes, le declara su amor con una melodía en el intermedio de una obra de teatro. Otro tipo de valentía es cuando Davo, su joven esclavo defiende a otra esclava cristiana ante el padre de su señora. O cuando el joven esclavo, ya siendo libre, recibe noticias de su señora y hace un acto de compasión por ella para que no muera con sufrimiento. Por estas dos partes también me pareció un poco romántica la narración.

Si bien, el romanticismo no es el tema central, sino la descripción, la crónica de cómo el cristianismo dominó esta ciudad de Egipto. Es obvio que al ver esta película existe una especie de deja vù con la situación actual del islamismo, o nos dejará pensando sobre que es cierto que la historia se repite. Pero lo más importante es que de ninguna manera actuar con violencia en nombre de alguna religión será la respuesta. Y sobre todo me identifico con Hipatia en la cuestión de que no cree ni en el cristianismo ni en el judaísmo, tan solo cree en las estrellas y en lo que ellas le cuentan y en la filosofía, y que es cuestionable el obligar a alguien a convertirse a una religión.

Otro hecho deplorable es la destrucción de la biblioteca, que, repitiendo el acto de César, se destruye lo que no se entiende, a lo que se le teme o simplemente a lo que es distinto a uno, pero sin meter las cuestiones religiosas, estos actos borraron siglos de sabiduría que sirven para todos por igual, y ahora no se pueden llegar a ellos más que a base de especulaciones.

Aunque muchos estarían en desacuerdo conmigo, esta película me pareció muy realista, porque sus escenas de violencia no son hiperbólicas como otras películas del mismo género, aunque en ciertos diálogos podría decir que les faltó interpretación en incluso los textos fueron muy cortos o se sacaban conclusiones de una idea mínima sin todo el proceso lingüístico reflexivo.


NOTA:

Si te gustaría verla da clic en la imágen. c:

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